SEMANA SANTA
DOMINGO DE RAMOS
13 de abril de 2025
Hemos comido y bebido con él después de su resurrección de entre los muertos.
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles. Hch 10,34a.37-43
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
«Ustedes conocen lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la tierra de los judíos y en Jerusalén. A este lo mataron, colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y le concedió la gracia de manifestarse, no a todo el pueblo, sino a los testigos designados por Dios: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección de entre los muertos.
Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. De él dan testimonio todos los profetas: que todos los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados».
V. Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor
Sal 118(117),1-2. 15c y 16a y 17.22-23 (R. 24)
R. Este es el día que hizo el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
O bien:
R. Aleluya.
V. Den gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia. R.
V. «La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa».
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor. R.
V. La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente. R.
Busquen los bienes de allá arriba, donde está Cristo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses. Col 3,1-4 (Opción 1)
Hermanos:
Si han resucitado con Cristo, busquen los bienes de allá arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; aspiren a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque han muerto; y su vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida de ustedes, entonces también ustedes aparecerán gloriosos, juntamente con él.
V. Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Seño
SECUENCIA
Hoy es obligatorio decir la Secuencia. Los días dentro de la Octava es potestativo.
Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.
«¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?»
«A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!
Vengan a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí verán los suyos
la gloria de la Pascua».
Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa
Él había de resucitar de entre los muertos
Lectura del santo Evangelio según san Juan. Jn 20,1-9
El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.
V. Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Jesús vive
En este día sagrado en que celebramos la Resurrección del Señor, elevemos la mirada hacia lo alto, porque Él ya no pertenece al reino de la muerte. Así lo anunció María Magdalena, quien fue la primera en dar la noticia a los discípulos de que Jesús había vencido la muerte. Por este motivo es reconocida como la “apóstol de los apóstoles”, pues fue la primera en experimentar la alegría de la victoria de la vida. A ella le fue revelado el mensaje: “¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado”.
La Resurrección de Jesús elimina cualquier espacio para la tristeza, el desánimo o el temor. Pasemos de la oscuridad a la luz, como nos invita San Pablo cuando dice: “pongan su mirada en las realidades de arriba, no en las de la tierra”.
No encontraremos al Resucitado en lo que está muerto o vacío. Jesús está vivo, y se manifiesta en aquellos lugares donde hay verdadera vida. Para encontrarnos con Él, es necesario buscar en donde se vive conforme al Espíritu que Él nos dejó: con fe, con amor y con compromiso. No podemos buscar al Viviente en espacios donde los cristianos están divididos, enfrentados o atrapados en conflictos sin sentido, que carecen de pasión por el Evangelio. Jesús se encuentra donde se edifican comunidades que lo tienen a Él como centro, recordando sus palabras: “donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy Yo”.
Un Jesús que no conmueve ni transforma, que no enamora ni despierta libertad, es solo una imagen sin vida. No es el Cristo resucitado por el Padre, el que está vivo y da vida. Hoy comprendemos mejor que Dios está del lado de la vida, que su deseo es que vivamos con mayor plenitud, justicia y esperanza. Por eso, Jesús dio prioridad al bienestar de los enfermos antes que a cualquier norma religiosa. Si seguimos sus huellas, dedicaremos nuestra vida a sanar, a consolar, a defender la dignidad de cada persona.
Dios hace prevalecer la vida sobre la muerte, defiende a los inocentes, hace que el bien derrote al mal, que la verdad se imponga sobre la mentira, y que el amor triunfe sobre el odio. Estamos llamados a seguir combatiendo la injusticia, la falsedad y todo tipo de abuso. Sabemos que Dios está con los que sufren, no con los que hacen sufrir. Por eso, al igual que Jesús, defendamos a los pobres, a los excluidos, a quienes son despreciados. Seamos solidarios y misericordiosos, reflejando la ternura del Padre celestial.
No caminamos solos. Él está con nosotros cada vez que cargamos nuestras cruces cotidianas. Su voz resuena en el Evangelio y su presencia nos alimenta en la Eucaristía. Nos ha prometido estar con nosotros hasta el final de los tiempos.
No estamos abandonados. Seamos verdaderos testigos de la Resurrección, haciendo el bien como lo hizo Jesús, que continúa iluminando nuestras vidas incluso en medio de las sombras. Vivamos como personas de amor y de paz, proclamando al mundo con nuestras acciones que la muerte ha sido vencida y que ahora vivimos, para siempre, en Dios.
Fr. Gilberto Urrego, ocd.