EL BAUTISMO DEL SEÑOR
12 de enero de 2025
Miren a mi siervo, en quien me complazco
Lectura del libro de Isaías. Is 42,1-4.6-7
Esto dice el Señor:
«Miren a mi siervo,
a quien sostengo;
mi elegido,
en quien me complazco.
He puesto mi espíritu sobre él,
manifestará la justicia a las naciones.
No gritará, no clamará,
no voceará por las calles.
La caña cascada no la quebrará,
la mecha vacilante no la apagará.
Manifestará la justicia con verdad.
No vacilará ni se quebrará,
hasta implantar la justicia en el país.
En su ley esperan las islas.
Yo, el Señor,
te he llamado en mi justicia,
te cogí de la mano, te formé
e hice de ti alianza de un pueblo
y luz de las naciones,
para que abras los ojos de los ciegos,
saques a los cautivos de la cárcel,
de la prisión a los que habitan en tinieblas».
Palabra de Dios.
Sal 29(28),1a y 2.3ac-4. 3b y 9b-10
R. El Señor bendice a su pueblo con la paz.
V. Hijos de Dios, aclamen al Señor,
aclamen la gloria del nombre del Señor;
póstrense ante el Señor en el atrio sagrado. R.
V. La voz del Señor sobre las aguas,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica. R.
V. El Dios de la gloria hace oír su trueno.
En su templo un grito unánime: «¡Gloria!»
El Señor se sienta sobre las aguas del diluvio,
el Señor se sienta como rey eterno. R.
Ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles. Hch 10,34-38
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
«Ahora comprendo con toda verdad que Dios no hace acepción de personas, sino que acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los hijos de Israel, anunciando la Buena Nueva de la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos. Ustedes conocen lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. »
V. Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor
Jesús fue bautizado; y, mientras oraba, se abrieron los cielos.
Lectura del santo Evangelio según San Lucas. Lc 3,15-16. 21-22
En aquel tiempo, como el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si no sería el Mesías, Juan les respondió dirigiéndose a todos: «Yo los bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él los bautizará con Espíritu Santo y fuego».
Y sucedió que, cuando todo el pueblo era bautizado, también Jesús fue bautizado; y, mientras oraba, se abrieron los cielos, bajó el Espíritu Santo sobre él con apariencia corporal semejante a una paloma y vino una voz del cielo: «Tú eres mi Hijo, el amado; en ti me complazco».
V. Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
El bautismo de Jesús simboliza el plan salvífico de Dios
«ve cómo se rasgan y se abren los cielos, los cielos que Adán había cerrado para sí y para toda su descendencia»
(San Gregorio Nacianceno)
Estamos en el primer domingo del “tiempo ordinario”. Celebramos hoy una de las tres manifestaciones de Jesús que estuvieron durante los primeros siglos integradas en la fiesta de la Epifanía. Con la fiesta del Bautismo de Jesús continúa el ciclo de las manifestaciones del Señor.
Hoy Jesús se revela en las orillas del Jordán a Juan y al pueblo de Israel. La expresión: “Vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar como una paloma”, está hablando de una experiencia interior, que se resume en un momento determinado de la vida de Jesús. “En ese instante Jesús toma conciencia de lo que es” (Fray Marcos). A partir de esta conciencia, ya hombre maduro, entra en el escenario público. Inicia así el “anuncio del reino”, “el año de gracia”, “el camino de la misericordia, del amor”.
“En el Jordán, el Hijo de Dios, el que no tiene pecado, se mezcla con los pecadores, muestra la cercanía de Dios al camino de conversión del hombre. Jesús carga sobre sus hombros el peso de la culpa de toda la humanidad, comienza su misión poniéndose en nuestro lugar, en el lugar de los pecadores, en la perspectiva de la cruz” (Papa Benedicto XVI). En Jesús, “su vida está densamente manifestada en el acontecimiento del bautismo. Hay “un estrecho vínculo entre el relato del bautismo de Jesús realizado por Juan en el Jordán y la vida de Jesús presente en los textos evangélicos”. No podemos separar las acciones y palabras de Jesús realizadas en el Jordán de su vida apostólica. En el Jordán Jesús se manifiesta con una humildad extraordinaria, que recuerda la pobreza y la sencillez del Niño recostado en el pesebre, y anticipa los sentimientos con los que al final de sus días en la tierra, llegará a lavar los pies de sus discípulos y sufrirá la terrible humillación de la cruz.
El bautismo de Jesús es la revelación de la totalidad de su existencia. Vida, muerte Y resurrección; vida y praxis de Jesús, que se conjugan en vida de misión y servicio. De modo que, “el bautismo de Jesús está realizando en el Jordán, un acto profético que es el de identificarse con la justicia. Su acción constituye para los presentes una acción de justicia real, definitiva y escatológica. Las acciones y palabras de Jesús en relación con la justicia del Padre los inserta en ella produciendo una conversión, invitándolos a adherirse a su misión en la práctica de la justicia” (Víctor Martínez).
En consecuencia, en el bautismo de Jesús se percibe la estructura sacramental en donde se celebra un encuentro, símbolo de la vida que se quiere entregar en el compromiso de una vida compartida. “Su articulación sacramental viene realizada a partir del bautismo como símbolo de la inserción definitiva en el reino celestial, explicitación del sentido último de la vida profética de Jesús”.
Pido al buen Dios, que esta celebración del Bautismo del Señor, nos conceda a todos la gracia de vivir la belleza y la alegría de ser cristianos. Vivir en plenitud la adhesión a Cristo, y llevar la luz del Evangelio que es vida y esperanza para este mundo, que con frecuencia camina a tientas entre la duda y la desesperanza.
Fr. Hernán Sevillano, ocd.