Semana XXVII del Tiempo Ordinario
08 de Octubre de 2023
La viña del Señor del universo es la casa de Israel
Lectura del libro de Isaías. Is 5,1-7
Voy a cantar a mi amigo
el canto de mi amado por su viña.
Mi amigo tenía una viña en un fértil collado.
La entrecavó, quitó las piedras y plantó buenas cepas;
construyó en medio una torre y cavó un lagar.
Esperaba que diese uvas, pero dio agrazones.
Ahora, habitantes de Jerusalén, hombres de Judá,
por favor, sean jueces entre mí y mi viña.
¿Qué más podía hacer yo por mi viña que no hubiera hecho?
¿Por qué, cuando yo esperaba que diera uvas, dio agrazones?
Pues les hago saber lo que haré con mi viña:
quitar su valla y que sirva de leña,
derruir la tapia y que sea pisoteada.
La convertiré en un erial: no la podarán ni la escardarán,
allí crecerán zarzas y cardos,
prohibiré a las nubes que lluevan sobre ella.
La viña del Señor del universo es la casa de Israel
y los hombres de ellos derecho, y ahí tienen: sangre derramada;
esperaba justicia, y ahí tienen: lamentos.
V. Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Sal 80(79),9 y 12.13-14.15-16.19-20 (R. cf. 15c)
R. La viña del Señor es la casa de Israel.
V. Sacaste una vid de Egipto,
expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste.
Extendió sus sarmientos hasta el mar,
y sus brotes hasta el Gran Río. R.
V. ¿Por qué has derribado su cerca
para que la saqueen los viandantes,
la pisoteen los jabalíes
y se la coman las alimañas? R.
V. Dios del universo, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña.
Cuida la cepa que tu diestra plantó
y al hijo del hombre que tú has fortalecido. R.
V. No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre.
Señor, Dios del universo, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve. R.
Póngalo por obra, y el Dios de la paz estará con ustedes
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses. Flp 4,6-9
Hermanos:
Nada les preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y en la súplica, con acción de gracias, sus peticiones sean presentadas a Dios.
Y la paz de Dios, que supera todo juicio, custodiará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito, ténganlo en cuenta.
Lo que aprendieron, recibieron, oyeron, vieron en mí, pónganlo por obra.
Y el Dios de la paz estará con ustedes.
V. Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor
Arrendará la viña a otros labradores
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. Mt 21,33-43
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
«Escuchen otra parábola: «Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos.
Llegando el tiempo de los frutos, envió sus criados a los labradores para percibir los frutos que le correspondían.
Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon.
Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último, les mandó a su hijo diciéndose: ‘Tendrán respeto a mi hijo’.
Pero los labradores, al ver al hijo se dijeron: ‘Este es el heredero: vengan lo matamos y nos quedamos con su herencia’.
Y agarrándolo, lo sacaron de la viña y lo mataron. Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?».
Le contestan:
«Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen los frutos a su tiempo».
Y Jesús les dice:
«¿No han leído nunca en la Escritura:
«La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente»?»
Por eso les digo que se les quitará a ustedes el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos».
V. Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
«Su viña preferida»
La parábola de este domingo corresponde a los “viñadores homicidas”; es un relato en el que Jesús nos va descubriendo con acentos alegóricos la historia de Dios en nuestro proceso como pueblo elegido.
Dios nos ha cuidado desde la creación con todo cariño y somos parte de su “viña preferida”. Él quiere de nosotros un apostolado que le ayude a los fieles de nuestras Parroquias como su Pueblo elegido a ser un pueblo ejemplar por su justicia y su fidelidad y que seamos una gran luz para todos los que nos rodean.
El Señor nos da un gesto increíble de amor, nos envió a su propio Hijo; así pues, en medio de las dificultades que la vida nos ofrece, Jesús se hace presente para defendernos de los malos viñadores, para que regresemos llenos de gozo.
En el camino encontramos muchas dificultades y una de ellas es que nos cuesta despojarnos de tantas cosas materiales de las cuales estamos acostumbrados y que a nuestro parecer las sentimos necesarias para nuestro bienestar. Jesús nos deja con lo necesario para que podamos caminar con tranquilidad junto con Él y encontrar así lo que es verdaderamente necesario para nuestra vida.
Los discípulos fueron de misión y volvieron felices, porque habían vivido y experimentado en carne propia los milagros que se realizaban en nombre de Jesús: “Hasta los demonios se nos someten en tu nombre”. Hay tantos demonios (el egoísmo, el orgullo la infidelidad, el odio, el rencor…) que aparen en nuestra vida; pero si colocamos el nombre del Señor ante todo el mal que llega a nosotros a causa del pecado, desaparecerán esas barreras que nos alejan de su misericordia
Necesitamos confiar en el poder y la misericordia de Jesús, que siempre está ahí para que podamos vencer nuestros pequeños o grandes males, nuestro pecado, o aquello que no nos deja salir, que nos ata, para poder llevar su mensaje a todos los rincones de la tierra.
Hoy el Señor nos sigue hablando a nosotros; la lectura del Evangelio nos lleva a preguntarnos, si estamos produciendo los frutos que Dios espera de cada uno de nosotros: justicia para los excluidos, solidaridad, compasión hacia el que sufre, perdón y misericordia con nuestros hermanos.
Cuando hacemos viva la palabra de Dios en cada uno de nosotros y damos testimonio de su gran amor y misericordia, nos produce alegría y gozo en el corazón para poder seguir sirviendo a los demás con generosidad y así como los apóstoles experimentemos su poder extraordinario; teniendo siempre presente, que nos ha dado autoridad para pisotear serpientes y escorpiones y nos ha dado poder sobre toda fuerza del maligno.
Por último, Jesús les dice que tiene algo muy importante que añadir, no para quitarles su gozo, sino, para que esté cimentado en algo mucho más sólido e importante: “Alégrense no porque los espíritus se sometan a ustedes, sino porque sus nombres están escritos en el Reino los Cielos”.
Fr. Jorge Esteban Parra de Santa Teresa , OCD.